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22-10-2010 |
Pakistán defiende su soberanía
Gareth Porter
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Con diez días de bloqueo a los convoyes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) que se dirigen hacia Afganistán a través del cruce de frontera de Torkham, los altos mandos del ejército pakistaní pusieron fin a los ataques unilaterales en Pakistán impulsados por el General David Petraeus, obligando a Washington a buscar otras vías. Es posible que esto dificulte bastante que Petraeus, el alto comandante de EEUU en Pakistán, pueda defender en el futuro que EEUU puede triunfar en Afganistán, habida cuenta de la drástica acción por parte del estado pakistaní.
La detención de los convoyes de la OTAN con destino a Afganistán –que acabó el domingo- y los ataques sin obstáculos contra camiones-cisterna, que prosiguieron a pesar de la decisión de la Casa Blanca de enviar a Pakistán a la Embajadora estadounidense, Anne W Patterson, y al presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, el Almirante Mike Mullen, a pedir disculpas ante el gobierno pakistaní por la muerte de tres soldados pakistaníes como consecuencia del ataque de un helicóptero estadounidense que entró en Pakistán desde Afganistán.
El Presidente Barack Obama, en un esfuerzo por reducir tensiones, ha abandonado claramente la línea dura que hacia Pakistán representaban los ataques transfronterizos de helicópteros de combate y los acelerados ataques con aviones no tripulados.
Las autoridades de EEUU y Pakistán se comprometieron, a varios niveles, a encontrar una forma de salir del impasse, según un funcionario de la administración.
El gobierno pakistaní vio claramente que el cierre de fronteras y los ataques contra los camiones-cisterna le daban poder sobre Washington para que cesara en sus ataques transfronterizos y limitara estrictamente el número de ataques con aviones no tripulados y las áreas en las que se producían.
El jueves, en una rueda de prensa, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Abdul Basit, arremetió contra la política de los ataques con aviones no tripulados por constituir una violación de la soberanía pakistaní diciendo: “No sirven para intereses estratégicos amplios, especialmente en el contexto de nuestros esfuerzos por ganar los corazones y las mentes”.
Las posibilidades de presión por parte de Pakistán provienen del hecho de que entre el 70% y el 80% de los suministros logísticos de EEUU y la OTAN para la guerra en Afganistán pasan por Pakistán. Hasta el 80% de los suministros que entran en Afganistán desde Pakistán atraviesan el cruce de Torkham. Hay una segunda ruta logística a través de Chaman que permaneció abierta.
Radio Free Europe/Radio Liberty informaron el viernes que 6.500 vehículos de la OTAN habían tenido que retroceder a lo largo de toda la ruta de 1.500 kilómetros desde el puerto de Karachi hasta el Paso Khyber.
A pesar de la proclama del portavoz del mando de EEUU/OTAN en Afganistán, el General Josef Blotz, de que el cierre del cruce de frontera no suponía “peligro para el futuro de las operaciones en curso de la ISAF [siglas en inglés de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad]”, sustituir las rutas pakistaníes con rutas alternativas a través de Asia Central sería prohibitivamente caro y requeriría de mucho tiempo.
La crisis en las relaciones entre Pakistán y EEUU fue consecuencia de una decisión de la administración Obama –que los informes de la prensa sugieren que tomó en base a las firmes recomendaciones de Petraeus- de actuar mucho más agresiva y unilateralmente si el ejército pakistaní no actuaba de forma más dura a la hora de atacar a los grupos militantes en la zona tribal del Norte de Waziristán, especialmente el grupo Haqqani, que controla y dirige las exitosas acciones de la insurgencia en el este de Afganistán.
En The Wall Street Journal del 2-3 de octubre se citaba a funcionarios anónimos estadounidenses diciendo que les preocupaba mucho menos molestar a los pakistaníes de lo que les había preocupado meses antes. Esto ocurría dos días después, informaba el Journal , sin atribuir las declaraciones a nadie, de que Petraeus hubiera determinado que los puertos seguros en Pakistán suponían una amenaza mucho mayor de lo que había pensado anteriormente.
La decisión de Petraeus de presionar para una escalada unilateral de fuerzas proporciona así un elemento adicional para la narrativa que tendrá que elaborar para proteger sus intereses personales al tratar de evitar responsabilidades por el fracaso militar en Afganistán.
Un elemento de esa decisión fue aumentar de forma espectacular en Waziristán los ataques con aviones no tripulados, hasta alcanzar en septiembre la cifra sin precedentes de 22, más de cuatro veces el promedio alcanzado en los seis meses anteriores. En el pasado, EEUU había recibido la aprobación del gobierno pakistaní para llevar a cabo los ataques con ese tipo de aviones en “cajas” geográficas específicas, como revela Bob Woodward en Obama's Wars.
Sin embargo, es evidente que no se limitaron a eso teniendo en cuenta el brutal incremento de ataques con aviones no tripulados en septiembre.
El segundo elemento de la escalada estadounidense de fuerzas consistió en lanzar en Pakistán una serie de ataques transfronterizos con helicópteros de combate de los que no se informaba previamente al ejército pakistaní. Para colmo, durante el ataque transfronterizo del 30 de septiembre, un helicóptero de combate estadounidense mató a tres soldados del ejército pakistaní.
Al parecer, Petraeus y sus aliados en el Pentágono subestimaron la determinación con la que iba a reaccionar el ejército pakistaní. Cuando se anunció el cierre, algunos oficiales estadounidenses pensaban que la frontera se reabriría en 72 horas, es decir, el 5 de octubre, según reflejaba el Washington Post.
Pero no fue así y el Ministro de Asuntos Exteriores pakistaní, Basit, advirtió que el cierre del paso de Torkham iba a continuar hasta que la indignación popular por los ataques estadounidenses se hubiera calmado. Parecía también que Basit invitaba prácticamente a atacar los convoyes de la OTAN al sugerir que iban a considerarlos como “la reacción de las masas pakistaníes”.
Desde entonces ha habido al menos seis ataques en los que se quemaron camiones-cisterna de la OTAN.
La respuesta pakistaní no debería haber supuesto sorpresa alguna para las autoridades estadounidenses. En su libro Obama's Wars, Woodward, que había conseguido un acceso inaudito a los altos funcionarios, dijo que la inteligencia estadounidense “había señalado que los pakistaníes creían que EEUU no pondría en peligro sus relaciones con ellos” debido a la dependencia estadounidense de que el país permitiera que los convoyes utilizaran las rutas logísticas pakistaníes hacia Afganistán.
Los análisis de inteligencia señalaban que los pakistaníes no iban siquiera a cerrar la frontera y que conseguirían influir lo suficiente para que sólo permitieran que algunos combatientes cerraran algunos puentes o pasos elevados importantes.
Los dirigentes del ejército pakistaní habían amenazado en septiembre de 2008 con cerrar las rutas de suministros en respuesta a un único ataque transfronterizo ordenado por la administración de George W. Bush.
El cierre pakistaní de la principal ruta logística de la OTAN puede influir en la política interior afectando a la política de la administración Obama en relación a la guerra. Como el libro de Woodward revela, las autoridades estadounidenses llevan tiempo manifestando en privado que los esfuerzos bélicos en Afganistán no pueden tener éxito sin un cambio de la política pakistaní respecto a los refugios seguros de los talibanes.
Si la consecuencia de la crisis en las relaciones entre Pakistán y EEUU fuera una retirada estadounidense, eso indicaría el claro final de la esperanza de que Pakistán cambie su política sobre Afganistán. Eso, a su vez, fortalecería las posibilidades de Obama en su pulso con Petraeus sobre el comienzo de la retirada de tropas en julio de 2011.
Gareth Porter es historiador investigador y periodista experto en las políticas de seguridad nacional estadounidense. Su último libro publicado es: “Perils of Dominance: Imbalance of Power and the Road to War in Vietnam” (2006).
Fuente:
http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/LJ13Df02.html
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